En el negocio de los detectives, Spenser a veces tiene que doblar la ley. Otras veces, romperla. Pero vive según sus propias reglas inviolables. Y ama a una sola mujer, aunque ella sea la única mujer que acaba de perder. Cuando llega la carta desesperada de Susan, Spenser no se lo piensa dos veces. Su mejor amigo, Hawk, se enfrenta a una cadena perpetua. Y Susan se ha metido en un problema aún mayor. Ahora Spenser tiene que liberarlos a ambos... incluso si eso significa romper sus propias reglas para hacerlo.