En 'Adiós, Hemingway', Leonardo Padura nos presenta un interesante ajuste de cuentas de Mario Conde con su vida y sus ídolos literarios. La novela recrea de manera inolvidable al Hemingway ególatra y contradictorio, acorralado por sus recuerdos y remordimientos en los días previos a su suicidio. Mario Conde recuerda su visita a Cojímar en 1960, donde conoció a Hemingway. Cuarenta años después, se ve envuelto en un extraño caso en Finca Vigía: el descubrimiento de restos humanos con una placa del FBI.