En 'Campos de Flandes', José Luis de Juan reconstruye la atmósfera serena y melancólica de un país singular. A partir de su estancia en una villa cerca de la frontera belga, en las antiguas tierras de la familia de Marguerite Yourcenar, el autor fusiona relato y fotografía, crónica de viaje y reflexión moral. El resultado es una exploración literaria de un territorio infrecuente, habitado por casi seis millones de personas sin estado ni límites ciertos.