Tras la revolución rusa, la joven condesa rusa Anna se ve obligada a huir a Inglaterra. Sin dinero, Anna oculta su origen aristocrático y acepta un trabajo como sirvienta en la casa de la estimada familia Westerholme, armada solo con un manual de limpieza desactualizado y pura determinación. Desesperada por mantener su pasado en secreto, Anna se siente casi abrumada por sus nuevos deberes, sin mencionar su atracción instantánea por Rupert, el apuesto conde de Westerholme. A medida que su atracción se hace más fuerte, a Anna le resulta cada vez más difícil evitar que sus secretos más preciados se desmoronen.