En la duodécima entrega de la serie Harry Hole, el detective se enfrenta a un caso personal y oscuro. Rakel, la única mujer a la que Harry ha amado, lo ha dejado, y él ha vuelto a la policía de Oslo en un departamento poco deseable. Mientras tanto, Svein Finne, un violador múltiple al que Harry encarceló, ha sido liberado, lo que desata una serie de eventos que llevan a Harry a despertar una mañana con las manos manchadas de sangre y sin recordar la noche anterior. Ahora, debe enfrentarse a una pesadilla interminable donde la caza final ha comenzado, pero no está claro quién es la presa.