Este ensayo profundiza en la historia de un grupo de ocho monjes expulsados de Montserrat y enviados al monasterio de Sant Miquel de Cuixà, en el Conflent, donde se convirtieron en un referente durante el tardofranquismo. Cincuenta años después de la "refundación" del monasterio de Cuixà, en 1965, por parte de los monjes, el autor recibe el encargo de reconstruir su historia, junto con una lista de contactos a quienes entrevistar, entre ellos seis de los monjes que lo vivieron. El objetivo era tanto explicar sus historias personales como, sobre todo, la colectiva, para dar testimonio de su significado, más allá del hecho religioso, para la sociedad catalana del momento. Es, pues, una historia coral de una época transcendental para la recuperación de la cultura catalana después de la guerra y el franquismo, escrita a partir de conversaciones, libros de memorias y documentación escrita de la época. La pluralidad de voces refleja la de la experiencia de los que pasaron por Cuixà en aquellos años, siguiendo el camino trazado por unos monjes, cercanos al Abad Escarré, que impulsaban las reformas. La lista incluye intelectuales, activistas, fieles, políticos y personalidades diversas.