En St. Jago, la capital del Reino de Chile, en el momento del gran terremoto de 1647, en el que perecieron muchos miles de personas, un joven español acusado de un delito, llamado Jerónimo Rugera, estaba de pie junto a un pilar de la prisión en la que había sido encerrado, y quería ahorcarse... Con esta frase, la primera de la novela publicada en 1807, Kleist catapulta al lector in medias res. El trágico destino del joven Jerónimo, que ama en secreto a la bella noble Josephe, aún no ha alcanzado su fatal punto álgido. Y también Josephe, que en ese momento iba a ser ejecutada, se salva una vez más gracias al terremoto. La catástrofe natural acude en ayuda de los amantes y frustra su muerte. Pero no les queda mucho tiempo...