En el pequeño y tranquilo pueblo de Saint-Jean, donde la vida transcurre sin sobresaltos, las pompas fúnebres "Edmond Ganglion & fils" se encuentran en una lenta agonía. Georges, un veterano sepulturero, y Molo, un joven inexperto, son los únicos empleados que quedan. Ganglion, el dueño, se consume en la angustia, rezando por que el calor del verano se lleve a alguien. Un día, la muerte llama a la puerta, y todo cambia para estos personajes.