En esta conmovedora novela, que se desarrolla en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, un joven católico descubre que no se debe juzgar a las personas por lo que se dice de ellas. Marek está convencido de que los judíos son personas feas con costumbres extrañas, hasta que su contacto con un fugitivo judío del gueto de Varsovia y las revelaciones secretas de su madre sobre sus propios orígenes le demuestran lo contrario. La historia explora temas de prejuicio, identidad y la importancia de la empatía en tiempos de conflicto.