En 'El manuscrito sellado', Don Celedonio organiza una reunión con amigos en el Parador Nacional de Zafra, encargando la transcripción de su convivencia. A lo Decamerón, los personajes huyen de la decadencia actual, refugiándose en la palabra. Comparten su inadaptación al mundo, revelando contradicciones y prejuicios. Esta novela reflexiona sobre la esencia de la ficción, su rebeldía ante la realidad y su capacidad para conectar a las personas, invitando a la comprensión mutua y al autoconocimiento.