En el año 122 d.C., el emperador romano Adriano vislumbró la construcción de un muro para sellar la Britania romana de las incursiones de los bárbaros celtas. Con los años, ese muro se convertiría en un verdadero frente que dividiría la isla en dos y sería testigo no sólo de los enfrentamientos entre uno y otro pueblo, sino también de sus luchas internas. Marco Flavio se convierte en gobernador de Britania gracias a su matrimonio con Valeria, hecho que suscita la ira desbocada de Galba Brasidia, otro patricio que aspiraba al mismo puesto que Marco Flavio. La joven Valeria levanta tan intensas pasiones que consigue dividir a los jefes de la administración romana de Britania y sacudir sus débiles cimientos. El líder de los guerreros celtas, Arden Carataco, aprovechará la situación para tratar de expulsar de su tierra a los invasores.