Cuando Josephine rescata a un desconocido que se está ahogando, queda cautivada por su belleza. Alexander no recuerda quién es, pero el deseo que ve en los ojos de Josephine los arrastra a una intensa pasión. Hasta que Josephine descubre que Alexander es el príncipe heredero al trono de Aargau. La posibilidad de un escándalo obliga a Josephine a convertirse en una princesa real.