Aunque la cabeza an︢ no le falla, los ojos de Elizabeth ya no son lo que eran. Como ya no es capaz de enfrascarse en sus adorados libros ni de contemplar los cuadros que la conmueven, llena ese vaco̕ con ms︢ica y los recuerdos de su familia, en especial de su amada hermana gemela, Emily. Cuando por azar se descubren los diarios de su padre despuš de un accidente, el pasado se vuelve omnipresente.