Jenna Sinclair se encuentra plantada en el altar, una situación ya de por sí difícil, pero decide complicar aún más las cosas al tener una aventura con un desconocido en el hotel de su luna de miel. Sin embargo, no se arrepiente de su noche de pasión con Edmund Delaney, pues le demuestra que nunca amó realmente a su prometido. Cuando Jenna le revela a Edmund que está embarazada, él no se muestra consternado, sino que ve en esta situación una oportunidad para llevar a cabo sus planes.