En 1986, Paul Theroux decidió embarcarse en un viaje a China durante su año sabático, convencido de que la única forma de conocer un país tan vasto era explorarlo a pie. Así, se propuso recorrerlo en tren, atravesando miles de kilómetros desde Mongolia hasta Pekín, Shanghái, Cantón y el interior del país. El resultado es un relato vibrante y detallado que captura la esencia de China, lejos de los clichés y el folclore, revelando su realidad más profunda a través de los ojos de Theroux.