Lady Diana Davenport solo encontraba hombres de verdad en sus libros y sueños, hasta que probó un casco romano en una tienda de antigüedades y fue catapultada al pasado, aterrizando en los brazos de Marcus Magnus. Prisionera de un general romano que la acusó de ser una espía druida, Diana se convirtió en su esclava, rehén de su voluntad, decidida a luchar contra él con cada arma seductora que poseía.