En el corazón del reino de Dahomé en 1818, un joven maestro de rituales sirve con devoción a su rey y a los dioses. Sin embargo, su arte resulta impotente ante la codicia de los hombres, incapaz de detener el comercio de esclavos liderado por el portugués Francisco de Souza. A pesar de los tratados de abolición, la trata continúa, involucrando a catorce fuertes holandeses y siete ingleses en la costa, desde el territorio de Fanti hasta el de los Yoruba de Badagri. Este libro narra la historia de Miguel, un maestro de rituales que es vendido como esclavo y deportado a Brasil. Allí, conoce la dura vida en los campos de caña de azúcar y se une a la gran revuelta de los Malês en 1835. Tras ser arrestado y deportado de nuevo a África, Miguel regresa a su tierra natal el 14 de abril de 1836, encontrando un lugar que ya no le resulta familiar.