Eva Luna, nacida en la trastienda de la mansión donde trabaja su madre, escapa de la opresión a través de la narración de historias. A través de veintitrés relatos de amor y violencia, Isabel Allende perfila el destino de sus personajes como parte indisoluble del destino colectivo de un continente marcado por el mestizaje, las injusticias sociales y la búsqueda de la propia identidad. Este logrado universo narrativo es el resultado de una lúcida conciencia histórica y social, así como de una propuesta estética que constituye una singular expresión del realismo mágico.