La vida en un pequeño pueblo de la Cataluña rural puede parecer muy aburrida a primera vista. Pero Funny, una chica de treinta y tantos años, casada, madre de un hijo, científica y desempleada, nos lleva de la mano a su mundo. Es una mujer excéntrica, cuya máxima aspiración es abandonar la especie humana. Su mirada implacable es como la lente de un microscopio, que analiza a cada uno de los personajes con los que se relaciona. Primero desde la perspectiva de una niña traviesa y luego desde la óptica de una adulta escéptica. La salva el sentido del humor, quizás un poco ácido y corrosivo. Políticamente incorrecta y un poco gamberra, siempre en contra de los poderes fácticos, nos relata sin adornos la realidad cotidiana en la que está inmersa.