Publicado dos meses después de 'La importancia de no hacer nada', este ensayo de Oscar Wilde defiende la crítica como una actividad más difícil que la creación. Wilde, con su característico ingenio, argumenta que 'no hacer nada' es el pináculo de la sofisticación intelectual, reservado para unos pocos. A través de sus reflexiones, provoca al lector con ideas sobre la opinión pública y la inmoralidad del arte, asegurando que solo las teorías peligrosas tienen valor intelectual.