Érase una vez un príncipe que buscaba esposa, pero no cualquier princesa le valía. Deseaba encontrar una princesa de verdad, con sangre azul y modales exquisitos. Tras un largo viaje por tierras lejanas, regresó a casa desilusionado. Una noche de tormenta, una joven empapada y desgreñada llamó a las puertas del castillo afirmando ser una princesa. La reina, escéptica, decidió ponerla a prueba colocando un guisante bajo una pila de colchones. A la mañana siguiente, la joven se quejó de no haber podido conciliar el sueño debido a algo duro que la había molestado toda la noche. ¡Por fin, el príncipe había encontrado a su verdadera princesa!