En 'La questione morale', Roberta De Monticelli explora la corrupción en todos los niveles de la vida económica, civil y política en Italia. Analiza la práctica endémica de intercambios de favores, la explotación de recursos públicos para intereses privados y la extendida 'mafiosidad' de los comportamientos. La autora se pregunta cómo se ha llegado a esta situación y argumenta que el mal es antiguo, arraigado en una historia de servidumbres que crea personalidades frágiles en cuanto a la asunción de responsabilidades. De Monticelli defiende la seriedad de la experiencia moral y la necesidad de renovar la política.