Catherine, una mujer cuya vida giraba en torno al trabajo, los domingos odiados, la televisión como consuelo, el cariño de un gato y el uso frecuente de somníferos, decide dar la espalda a Francia y establecerse en Brasil. Superando su condición de turista, abandona el mundo de las agencias de viajes para adentrarse en las favelas. Allí, la violencia en las relaciones interpersonales no le es ajena. En este relato de un viaje absoluto, Jean-Christophe Rufin presenta una tragedia moderna donde la heroína parece obedecer a una ley profunda que la impulsa a destruirse y realizarse al mismo tiempo. A través de este retrato de una mujer que se pierde y se descubre, el autor retoma un tema recurrente en su obra: el encuentro entre los occidentales y su idealizado Tercer Mundo. Alejándose de la fachada exótica y del mito revolucionario, profundiza más allá de la visión idealizada, o más bien 'ideologizada', del Tercer Mundo, hacia un mundo ambivalente, hecho de riqueza y violencia, que repele y atrae a la vez.