Este libro analiza la crisis agraria que afectó a Cataluña a finales del siglo XIX, centrándose en la morosidad, la expropiación de fincas y las subastas por impago de deudas. Se examinan aspectos poco conocidos de la economía rural catalana, como la recaudación de impuestos, los mercados informales de crédito y las relaciones entre sectores económicos, elementos clave en la transformación del mundo rural catalán en los siglos XIX y XX.