En la Francia del siglo XVIII, una joven huérfana busca sus orígenes, viajando a lugares como Constantinopla y París. A través de un estilo que recuerda a un rompecabezas, la novela revela gradualmente las piezas que Célénie, de trece años, utilizará para construir su propia historia. Desde un austero convento gascón hasta la venenosa Constantinopla, del lago de Ginebra al París aún enardecido por los excesos de la Regencia, la joven aprende sobre el deseo, el odio, la locura y el asesinato. Un viaje de amor y muerte, orquestado como un minué, tan cautivador como un cuento oriental, al que el talento de Eve de Castro confiere una modernidad sorprendente.