En la España de posguerra, David, un niño que vive en un mundo de fantasía alimentado por las películas y las imágenes de la guerra, pasa el tiempo con su amigo coleccionando colas de lagartija. Estas colas se convierten en un símbolo del desapego y la incertidumbre que caracterizan sus jóvenes vidas en una España turbulenta. El padre alcohólico de David, perseguido por razones políticas, ha abandonado a David y a su atractiva madre pelirroja.