Este libro narra la vida de Marcelo Spínola, destacando su faceta como hijo ejemplar, orador elocuente, confesor paciente y obispo extraordinario. Por encima de todo, se presenta como un hombre de Dios, atento, amable, cordial y sacrificado, dispuesto a ayudar a los demás. Su figura sigue siendo un modelo a seguir en el siglo XXI, especialmente para los jóvenes y aquellos dedicados a su educación.