Este libro narra la vida de Rigoberta Menchú, una mujer indígena guatemalteca, desde su infancia hasta su activismo en defensa de los derechos de las comunidades indígenas. A través de su relato, se exploran temas como la pobreza, la discriminación racial, la violencia política y la lucha por la justicia social en Guatemala y América Latina. Rigoberta aprendió castellano a los veinte años y se apropió del lenguaje del colonizador para romper el silencio en el que viven los indios de América Latina. La obra ofrece una visión profunda de la cultura y las tradiciones de las comunidades indígenas, así como un testimonio conmovedor de la resistencia y la esperanza en medio de la adversidad. Es un llamado a la reflexión sobre la importancia de la diversidad cultural y la necesidad de construir un mundo más justo e igualitario.