Este libro explora la formación para la vida consagrada, reflexionando sobre la necesidad de adaptarse a los jóvenes actuales. El autor plantea la importancia de refundar este proceso formativo, enfocándose en la misión, la interiorización, la pertenencia y la virtud. Propone escuchar y acoger a los jóvenes, ofreciéndoles procesos de vertebración personal que les permitan ser resistentes, comprometidos y capaces de amar intensamente, viviendo un estilo de vida solidario y arriesgado. Se destaca la importancia de no perder de vista la misión y de cultivar un corazón fuerte para amar con intensidad y vivir de manera solidaria.