El Príncipe Motordu tiene un dolor de vientre. El doctor diagnostica: ¡conejo diez ostras! Porque el príncipe ha comido demasiado civet y mariscos. No hay duda, hay que operarlo. La ambulancia da el aviso para llevar al príncipe Motordu al hospital. Todo va bien y la princesa Dézécolle, acompañada de sus dos hijos, encuentra a su marido en la habitación dulce. La vida es pala, declara el príncipe, pero todavía tengo que recausarme.