Uli está cansado de que su padre siempre le diga lo mismo. Cada vez que tiene un pensamiento que lo ilusiona, un deseo de que las cosas cambien, siempre tiene que oír: «¡Tú aún crees en los peces de colores!». Uli piensa que tiene que demostrarle a su padre que hay algo más que el dinero, el trabajo y los negocios... Tiene que encontrar los peces de colores. En su viaje encuentra un viento exiliado, una chica que toca el saxo, un anciano que ama el mar rodeado de sirenas, a un niño de la guerra... Todos los que tenemos pequeñas y grandes ilusiones andamos tras los peces de colores. Y encontrarlos tiene mucho de rebeldía.