Este libro, coordinado por Jone Martínez-Palacios, explora la institucionalización de la participación ciudadana desde la segunda mitad del siglo XX y su impacto en la justicia social. Las autoras reflexionan sobre si los dispositivos de innovación democrática están diseñados para incluir a todas las personas, reconocer la diversidad de capitales y distribuir el poder de decisión. A través de diversos enfoques, analizan cómo las prácticas de participación pueden reproducir sistemas de dominación de género, clase social, raza, edad y sexualidad, y ofrecen ejemplos de prácticas resistentes que pueden inspirar procesos de participación inclusivos.