En 'Prédire n'est pas explicar', René Thom explora la intersección entre las matemáticas, la ciencia y el lenguaje, argumentando que la ciencia necesita un marco teórico virtual y controlado para interpretar la realidad. Thom destaca la importancia de las metáforas y un nuevo lenguaje para una mejor comprensión del mundo, sugiriendo que el universo tiene propiedades independientes de la materia y que las ideas humanas son producto de leyes generales.