En el tercer y último volumen de sus diarios de prisión, Jeffrey Archer relata su traslado de la prisión de Wayland a su eventual liberación condicional en julio de 2003. Incluye un relato impactante del traumático tiempo que pasó en la notoria cárcel de Lincoln y los eventos que llevaron a su encarcelamiento, también arroja luz sobre un sistema que está cerca del punto de quiebre. Contado con humor, compasión y honestidad, el diario se cierra con un manifiesto que invita a la reflexión y que debería ser aplaudido tanto por el Establishment como por la población carcelaria.