Mickey Gibson, una exdetective de Nueva Jersey, trabaja ahora para ProEye, una empresa de investigación global. Tras un divorcio desastroso, Mickey se dedica a rastrear a personas adineradas que evaden sus deudas. Un día, Arlene Robinson, una colega de ProEye, le pide a Mickey que haga un inventario de una antigua mansión propiedad de Rutger Novak, un ex traficante de armas. En una habitación secreta, Mickey descubre un cuerpo en descomposición. A medida que avanza la investigación policial, descubren que Arlene Robinson no trabaja para ProEye, ni existe la mansión de Novak. El hombre muerto es Daniel Pottinger, un rico recluso local. Comienza un juego del gato y el ratón entre dos mujeres, revelando detalles sobre Gibson y sobre la mujer sin nombre, sin moral y sin empatía, que parece convencer a cualquiera de cualquier cosa.