En sus últimas horas en la Oficina Oval, el Presidente saliente concede un indulto total a Joel Backman, un notorio corredor de poder de Washington que ha pasado los últimos seis años escondido en una prisión federal. Es una medida controvertida, pero lo que nadie más sabe es que el indulto presidencial se produce como resultado de la enorme presión de la CIA. Afirman que Backman puede haber obtenido secretos que comprometerían el sistema de vigilancia por satélite más sofisticado del mundo. Backman es sacado silenciosamente del país en un avión de carga militar; se le da un nuevo nombre, una nueva identidad y un nuevo hogar en Italia. Eventualmente, una vez que se haya instalado en su nueva vida, la CIA filtrará su paradero a los israelíes, los rusos, los chinos y los saudíes. Entonces la CIA hará lo que mejor sabe hacer: sentarse y observar. La pregunta no es si Backman sobrevivirá, no hay ninguna posibilidad de eso. La pregunta que la CIA necesita responder es: ¿quién lo matará?