En el verano de la gloriosa República Romana, las legiones invencibles habían sometido a todos los enemigos extranjeros. Sin embargo, en Roma, la paz era esquiva. Las calles se veían manchadas por la sangre de ciudadanos asesinados, y los rumores de atrocidades inminentes se propagaban. Decius Caecilius Metellus el Joven estaba convencido de la existencia de una conspiración para derrocar al gobierno, una siniestra camarilla que solo podía ser destruida desde dentro. No obstante, la admisión en esta traicionera sociedad del mal conllevaba un precio sombrío: la vida del amigo más cercano de Decius... y quizás la suya propia.