En 1928, Erling Tambs y su esposa zarparon de Noruega en el viejo cúter piloto Teddy, sin sextante ni barómetro, y con solo una chelines y siete peniques en monedas pequeñas. No tenían un destino especial ni prisa, pero fue el comienzo de tres años de navegación aventurera y, a menudo, propensa a accidentes entre islas en dos océanos. En Vigo, la tripulación de dos aumentó con el regalo de un perro, Spare Provisions, y en Las Palmas con el nacimiento de Tony, y en Nueva Zelanda con una hija, Tui. También ocurrieron momentos de gran drama: la familia Tambs estaba en Nueva Zelanda en el momento del gran terremoto de 1931, y también se vieron obligados a soportar un naufragio aterrador y desastroso. Pero el encanto de la narrativa radica en la encantadora imagen de la familia Tambs a flote y en sus encuentros con personas y lugares en los rincones más exóticos del mundo.