En 1815, el emperador Napoleón regresó a Francia y amenazó al continente ya devastado con otra guerra. Cerca del pequeño municipio belga de Waterloo, dos grandes ejércitos movilizados apresuradamente se enfrentaron para decidir el futuro de Europa: las fuerzas de Napoleón por un lado y el duque de Wellington por el otro. Con tanto en juego, ninguno de los comandantes podría haber predicho que la batalla sería decidida por el Segundo Batallón Ligero, la Legión Alemana del Rey, al que se le encomendó la tarea engañosamente simple de defender la granja de Haye Sainte, que dominaba una encrucijada crucial en el camino a Bruselas. En 'La tarde más larga', Brendan Simms relata cómo estos 400 fusileros rechazaron oleada tras oleada de infantería francesa hasta que finalmente se vieron obligados a retirarse, pero solo después de detener a Napoleón durante tanto tiempo que perdió la contienda general. Sus acciones decidieron la batalla más influyente de la historia europea.