En 'Los refugios de piedra', Ayla y Jondalar llegan a la Novena Cueva de los Zelandonii, el hogar de la familia de Jondalar. Al principio, la tribu desconfía de esta joven con su lobo domesticado y su caballo, pero gradualmente se ganan su gracia, coraje y habilidad con las hierbas. Ayla anhela la paz y la tranquilidad, ser la compañera de Jondalar y tener hijos, pero sus dones espirituales únicos no pueden ignorarse, y acepta que tiene un papel más importante que desempeñar en el destino de los Zelandonii.