En 'The Terminal Man', Michael Crichton nos presenta a Harry Benson, un hombre que sufre de violentas convulsiones. En un intento por controlar su comportamiento, un equipo de cirujanos realiza una operación experimental implantando electrodos en su cerebro. Estos electrodos envían impulsos calmantes al centro de placer del cerebro. Sin embargo, Harry descubre cómo controlar estos impulsos y aumentar su frecuencia, lo que le permite escapar. Ahora, un maníaco homicida anda suelto por la ciudad, y nada parece detener su sangrienta furia.