Sarah creía ser la amada hija de Lachlan MacKenzie, duque de Ross, pero descubre que no tiene sangre azul, lo que la deja desolada e incapaz de confiar en el amor del duque. Huye a Edimburgo y cuida de los niños abandonados. Michael Elliot, olvidado por su madre, se une a la Compañía de las Indias Orientales. Años después, su madre le obliga a presionar a Sarah para que se case con su hermano Henry y salvar a la familia de la bancarrota. Lo que empieza como un encargo familiar se convierte en un intento de conquistar a Sarah, quien se rendirá a sus encantos y juntos descubrirán el poder curativo del amor.