Este libro examina los cambios radicales en los niveles de vida en Gran Bretaña entre 1950 y 2000, que afectaron a la vivienda, la alimentación y el transporte, así como los principales cambios en los valores sociales, culturales y morales. Basado en una extensa investigación y escrito en un estilo accesible, el texto examina el notable grado en que una marcada disminución del apoyo popular a las instituciones ortodoxas, como la monarquía, la religión, el matrimonio y los sindicatos, resultó en una sociedad mucho más flexible y diversa, una sociedad en la que las mujeres, los jóvenes y los miembros de las minorías étnicas desempeñaron papeles cada vez más importantes. También destaca la medida en que la sociedad británica ha sido influenciada por acontecimientos extranjeros.