Este cuento narra la historia de superación de Ismael, un joven que lucha contra sí mismo para encontrar una salida. A través de este personaje, el autor transmite la importancia de la empatía, la amistad y la capacidad de lucha, especialmente en relación con enfermedades raras como la ataxia de Friedreich. El relato busca sensibilizar sobre la necesidad de un cambio de actitud hacia la diversidad funcional, centrándose en las potencialidades de las personas en lugar de sus déficits. Es una oportunidad para trabajar valores con niños y adolescentes, comprendiendo que todos somos iguales y diferentes, y que en la diferencia reside la verdadera riqueza.