Natalie Carr se ve obligada a hacer un pacto con Ludo Petrakis para proteger a su familia. Aunque desconfía de él, la pasión que surge entre ellos es innegable. Acepta acompañarlo a Grecia haciéndose pasar por su novia, pero a medida que la línea entre la farsa y la realidad se desdibuja, Natalie comienza a ver grietas en el control de Ludo, haciendo cada vez más difícil resistirse a él.