En un día de verano azotado por el viento, mientras la niebla se extiende por la costa de San Francisco, una figura solitaria camina por la playa, con un perro a su lado. Pip MacKenzie, a sus once años, ya ha sido marcada por la tragedia; nueve meses antes, un terrible accidente sumió a su madre, Ophelie, en un dolor inconsolable. Pero en esta fría tarde de julio, Pip conoce al artista Matt Bowles, quien se ofrece a enseñarle a dibujar a la niña, y no puede evitar notar a su hermosa y solitaria madre. Matt Bowles siente algo mágico en Pip, quien le recuerda a su propia hija a esa edad, antes de que un amargo divorcio destrozara a su familia y llevara a sus hijos al otro lado del mundo. Al principio, Ophelie se siente desconcertada por el nuevo compañero de su hija, hasta que se da cuenta de la alegría que está trayendo a sus vidas, para que madre e hija puedan lentamente comenzar a sanar, a reír de nuevo, a redescubrir lo que han perdido. Entonces, el destino asesta otro golpe, y Matt